EL MONTE BIFURCADO

El monte bifurcado

En la china hay un monte llamado ki que se bifurca en dos, una parte es muy escabrosa y la otra de fácil acceso. La sabiduría china invita al viajero a que decida una vez allí, que camino tomar. Yo tomé el más duro pensando que por ello seria el correcto. El tao o camino ense?a como un monte bifurcado. Elijas lo que elijas, aprenderás.

Desde hace escasamente unos días, todos los pasos que voy dando sobre el monte ki, se graban silenciosos en las líneas de mi mano.
Las peque?as cosas de todos los días cobran su auténtica importancia.
Ellas, sencillas y perseverantes, dejan una huella casi inapreciable para los ojos de los apurados hombres.
Quizás algún día, consiga ver en los cambios de la naturaleza la versión común de la cotidianidad. Mientras tanto lo evidente es lo más invisible.

Recuerdo que una vez superada la dificultad de vivir en el aislamiento, abrirme y comunicarme fue sorprendentemente fácil.
Durante casi un a?o, apreté con fuerza todos mis impulsos y me atreví a un retiro interior lleno de tentaciones. No sabía cuanto duraría la lucha interior ni cuanto podría aguantar, ni mucho menos lo que me acarrearía esta decisión.
La soledad es una puerta al patio interior. La puerta fatídica que nadie quiere cruzar. Tenía tanto miedo, miedo de ver, miedo de ser, miedo de estar... de estar viva, de estar loca, de estar sola, pero sobre todo de que mi vida no tuviese sentido, de no saber que pintaba yo aquí, en esta mi película vital.

Un día, mientras cocinaba hortalizas decidí finalizar el retiro. Nada especial que yo sepa me indujo a ello, sólo una apertura natural hacia mis semejantes, una fuerza enorme me empujaba a comunicar todas aquellas peque?as cosas de una vida corriente.
Entonces me di cuenta, de lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, y no sólo cuando estamos mal o cuando tenemos problemas etc.
Caí en cuenta de la razón de mi retiro, estaba huyendo de la dependencia.
Me senté en una silla de la cocina, y mientras la lavadora centrifugaba, mi boca se abría a la evidencia, la consciencia tiene sus propias formas de actuar y yo había caído del guindo de que durante un a?o había huido, había tenia miedo a no ser independiente, pensé que cualquiera podría hacerme da?o con tan sólo ignorarme, y al no confiar en las personas tuve que aislarme, en realidad no confiaba en mi capacidad para discernir entre la dependencia natural que nos hace seres sociales y la dolorosa codependencia que nos destruye.

Abrirme fue fácil, apenas pasaron dos segundos y ya estaba llamando por teléfono a una amiga, le dije te quiero, te necesito. Me respondió y yo, gracias, gracias por decirme esto. Lloré largo rato. Ahora ya no tengo miedo a necesitar a los demás y una lista de?te necesitos? se expandió entre mis gentes y luego a los desconocidos y luego al universo.

Camino por un monte bifurcado, con dos direcciones útiles, la del error que me ense?a y la del acierto que me aporta lo adecuado, gracias a la primera.
La sociedad humana es poderosa en sus métodos eficaces, para seguir siendo sociedad y para seguir siendo humana.
Una soledad provechosa, lleva a una conciencia despierta.
Una conciencia despierta no teme soledades porque en esencia es socialmente expansiva.
La conciencia del todo es en esencia lo más individual de cada uno de nosotros, somos peque?os universos.

Crezco y evoluciono cuando las personas que me rodean acceden a sus magnificencias.
Deseo que todos los seres sean libres.
GRACIAS A TODOS..

LB.